La historia de Pishy o como aprendí a querer a los gatos



Desde que tengo memoria había sentido lo que inexplicablemente (o quizá no tanto) muchas personas sentimos: Miedo a los gatos.


En mi caso me daba miedo que se me aventaran a la cara y me arañaran :S, quizá por eso y por otras tantas historias que leí o escuché en alguna parte, ese miedo me acompañó por años. Recuerdo vagamente que cuando era pequeña, una tia me contó la historia de una conocida suya donde la hija de esta se puso muy grave y después de algunos análisis, llegaron a la conclusión de que todo habia sido provocado por el pelo de su gato.



¿Verdad, mentira? No sé. Lo que comprobé es esa frase que dice "Para vencer nuestros miedos, hay que afrontarlos" y de pronto me ví enfrentando uno de los miedos que tenía desde hace mucho tiempo: los gatos.

Pues esta historia comienza así...

"El pasado lunes 19 de octubre estaba en mi trabajo cuando de pronto escuché un maullido. Obviamente la primera idea que me vino era la de un gato. Miré hacia la entrada y vi como entraba un pequeño minino. Nunca me habia dado tanta ternura un gato!.

Lo llamé pero no hizo mucho caso... ¿como se le llama a un gato? a un perro pues le chiflas, le haces un sonido como "ksksksks" pero ¿a un gato? al menos yo no sabia. Solo me venía a la mente el "kittie, kittie, kittie" de alguna película americana que vi jeje.


Se metió al local y lo perseguí, lo cargué y a pesar de las miradas feas que me lanzaba mi madre, de lo que me decía: "Déjalo por allí, a lo mejor se escapó", "¿Para que te lo llevas, que vas a hacer con él?", "Yo no quiero mas animales en mi casa", etc, etc... a pesar de frases que me lastimaban porque me hacían darme cuenta que mi madre no entendía mis razones (no dejar desamparado a un cachorrito), lo recogí y me lo llevé a casa.

En el pequeño trayecto hacía ella nunca vi a nadie que buscara un gatito perdido.
Le dije a mi mamá que no se preocupara que lo iba a dejar en el terreno (uno que está a lado de mi casa), pero la verdad era una idea bastante tonta, era como volver a dejarlo en la calle, en cualquier momento se volvía a ir. Asi que lo dejé en el patio, con una casita improvisada, la cobija de mi perrito y leche. Ya después el veterinario me dijo que no era bueno darles leche porque les provocaba diarrea, pero la verdad nunca pasó eso, por suerte.

Ese mismo día me movilicé. Le dije a una amiga sobre este gatito, como yo sabía que le gustaban pues igual y le daba hogar pero pues no pudo. Mandé correos a 3 páginas de ayuda a animalitos y pues por desgracia solo 1 me contestó, pero fué la efectiva. Al día siguiente de recoger al gatito estaba publicado mi anuncio y en la tarde ya había 1 persona interesada *o*. Para no hacer mas larga la historia... esta señora se interesó y lo demás fue ya el trámite: llenar formato de adopción, analizar si era buena opción para Pishy y después quedar de acuerdo en la entrega. No quise ponerle nombre para no encariñarme (cosa que inevitablemente sucedió u.u) pero le llame Pishy (muy original XD). En su visita al veterinario supe que era una gatita!!!, que tiene 2 meses aprox. y de salud estaba bien, salvo un poco baja de peso. El tenerla conmigo mas de 10 días me hizo conocer un poco mas sobre los gatitos, quitarme ese miedo sobre ellos, darme cuenta que son muy cariñosos y juguetones. Que no hay porque temerles o verlos de "lejitos". Son animalitos a final de cuentas.

No puedo decir que ahora amo a los gatos (así como lo digo de los perros) pero si me quedaron ganas de tener uno y en algún momento de mi vida, se que lo tendré.

Pishy siempre será especial en mi vida porque gracias a ella Mundo Feliz experimentó esa hermosa sensación de ayudar a un pequeño que lo necesitaba, aunque he de admitir que por un momento me invadió un inmenso miedo por no encontrarle casa pronto. ¿Que haría si pasaban semanas, incluso meses y nadie se interesaba?. Me dije a mi misma que no volvería a hacerlo, no volvería a recoger otro animalito que viera desamparado pero... ¡Que egoista!, además, se que no podría hacerlo, no tendría el corazón para abandonar a un pequeño a su suerte. Bien dicen que mas vale pedir perdón que pedir permiso... ya vería la forma de arreglármelas en mi casa para que no rechazaran a mi refugiado =D.

Pishy también será MUY especial ya que gracias a ella toqué, besé, acaricié y cuidé por primera vez en mi vida a un gatito. Ella me hizo perderles bastante ese miedo que siempre les habia tenido.
Desde hoy ella está con su familia definitiva y junto a otro gatito que también fue rescatado de la calle. Quizá no es lo que quería para ella, no es la gran mansión, de hecho es muy pequeña la casa, no tienen jardín solo un patio, pequeño también. Pero quiero creer que mi instinto no se equivocó y decidí bien. Cuando la conocieron la chulearon mucho y me quedé con esa impresión de que la van a querer mucho. A mí lo único que me interesa es justo eso, que la cuiden y la quieran... que ella no me extrañe para nada y que sea feliz.



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