Cuando muere el dueño de una mascota (parte 4/4)




Es el momento de partir


Imaginemos de nuevo que hemos pasado a mejor vida. Para evitar que nuestro amigo animal sea un “doliente silencioso”, escribamos también en nuestro Testamento Privado lo que desearíamos que ocurra en esas primeras horas.

Aunque nuestra familia quizá no lleve a cabo nuestra voluntad y piense que es una locura, quizá sería conveniente que nuestra mascota se acerque a nuestros restos para que sepa que hemos partido y que no regresaremos más (es más fácil si el deceso ocurrió en casa).


Otra cosa muy importante que se sugiere, es que alguien de la familia se haga cargo de nuestra mascota: que la alimente y verifique que tenga agua.

Si el velatorio ocurre en la casa, se debe encerrar a la mascota en un lugar que no cause destrozos, para evitar que muerda o quiera jugar durante la ceremonia y, sobre todo, que no escape en un descuido, ya que es normal que en tales situaciones la puerta principal esté abierta. No se recomienda encerrarla en el baño, pues todo mundo querrá usarlo. Si el velatorio tiene lugar en una agencia funeraria, hay que cerrar bien la casa para que tampoco escape.

Otra opción es encargarla durante todo ese trance con algún familiar o amigo, de preferencia en su casa. Si somos nosotros familiares o amigos del difunto, ofrezcámonos a cuidar de los animales: la familia apreciará con mucho este gesto.




Finalizando...

No sabemos qué nos depara el mañana. Aún cuando es más factible que nuestras mascotas mueran antes que uno, hay que estar preparados por si ocurre lo contrario.

A continuación los puntos clave citados a lo largo de estos 4 posteos:

1. Elaborar un Testamento Privado: un documento de nuestro puño y letra (o a máquina o en computadora) y escribir lo que deseemos escribir a nuestros amigos y seres queridos. Esto es opcional y personal.

2. Indicar en el mismo a quién se entregarán nuestros efectos personales.
Escoger de acuerdo al decálogo antes citado a por lo menos dos personas que puedan encargarse de nuestra mascota y hablar con ellas.

3. De preferencia una de ellas no debe pertenecer a la familia (un amigo), porque la vida sigue y no sabemos si nuestra pareja rehaga su vida, por ejemplo.


4. Elaborar una Guía de cuidados para la persona encargada: fechas de vacunación, desparasitación, cosas que agradan y desagradan a nuestra mascota, alimentación y horarios, etc.

5. Prevención: hacer partícipe a toda la familia respecto al cuidado de la mascota (alimentación y visitas al veterinario, por ejemplo).

6. Si no queremos entregarla a nadie, recurrir a la eutanasia para que sus restos estén con los nuestros. Meditemos bien esto: aunque hay perros que se deprimen ante la muerte de su dueño, otros se adaptan muy bien a familias y circunstancias nuevas.

7. Si nosotros somos elegidos como nuevos tutores: rechazar el ofrecimiento si no podemos.

8. Si el dueño ya falleció buscar alternativas (no un asilo y menos un antirrábico). Si nadie más desea adoptarlo, considerar la eutanasia del animalito.

9. Si estamos de acuerdo en adoptarlo, incorporarlo de inmediato a la familia y apegarnos a la Guía. Pedir ayuda (económica, por ejemplo), a otros, si es necesario. Se vale recurrir a un etólogo (experto en conducta animal) si hay problemas de acoplamiento.

10. Expresemos por escrito (en el Testamento Privado) si deseamos que nuestro animalito vea nuestros restos para asimilar así la pérdida. Si nosotros somos los dolientes, ofrecernos a cuidar de la mascota mientras dura el velorio, preparativos y entierro.




Esperamos nunca tengamos que pasar por una circunstancia como esta, pero hay que tener presente lo siguiente: "La muerte está tan segura de ganarnos, que nos da toda una vida de ventaja".

Pero tampoco debemos deprimirnos ya que: "Tener a la mascota de alguien querido ya fallecido, es como seguir teniendo a esa persona cerca".



.: Ver parte 3
:.





Extraído del artículo:
"Lo que pasa cuando muere el dueño de una mascota"
de Mayra Cabrera

También te recomendamos que leas el artículo, “Mi perro, ¿mi niño?” de Mayra Cabrera
Con la tecnología de Blogger.