El poder de las mascotas



Aumenta tu bienestar físico y emocional

Tener una mascota no sólo significa diversión. Las investigaciones han demostrado que convivir con un animalito puede brindarnos una mayor felicidad general, reducir nuestro estrés, motivarnos para hacer más ejercicio y mejorar nuestra calidad de vida. 

Muchas personas adoptan mascotas para tener compañía. Después de todo, los animales nos ofrecen una lealtad incondicional. El dinero no puede comprar ese sentimiento especial de llegar a casa y que nuestro perro menee la cola al vernos, o que el gato se acurruque en nuestro regazo y ronronee plácidamente. Estas alegrías cotidianas nos recuerdan que deberíamos tomar las cosas con más calma en nuestra vida tan ajetreada y estresante.

Los estudios indican que las mascotas incluso pueden disminuir la presión arterial alta y estabilizar las concentraciones de colesterol en la sangre, así como reducir la incidencia de enfermedades cardiovasculares. Los dueños de animales acuden a consultas médicas hasta 15% menos a menudo que las personas que no tienen mascotas, y la interacción con perros y gatos aporta beneficios emocionales a toda la familia, desde los niños pequeños hasta los adultos mayores.

Encuestas realizadas por la Universidad de Australia Occidental revelan que más de 70% de los dueños de mascotas aseguran que nunca o muy rara vez se sienten solos, y las probabilidades de alcanzar el nivel recomendable de actividad física por semana son hasta siete veces más altas entre las personas que tienen perros y que caminan con ellos cinco o más veces a la semana. Según los datos de una de esas encuestas, los dueños de perros sumaban 55 minutos más de actividad física total a la semana que las personas que no tenían perros.

Tener una mascota bien podría ser la solución para reducir el estrés de la vida moderna. Judith Love, diseñadora gráfica radicada en Sydney, dice que su perro, un labrador de seis años llamado Bear, ha llevado un amor incondicional a los cuatro miembros de su familia, y contribuido a que se mantengan sanos. "Todos nos sentimos más felices y disfrutamos más la vida gracias a Bear", afirma. "Lo sacamos a pasear al menos una vez al día, así que nos ayuda a mantenernos en forma. Tener a Bear también les ha enseñado a mis dos hijos —de 17 y 11 años— a ser disciplinados, porque llevarlo a pasear es parte de sus tareas en casa, y les encanta. Muchas de nuestras conversaciones giran en torno a Bear y las cosas graciosas que hace siempre, así que tener una mascota ha unido mucho a nuestra familia y nos ha enseñado a ser más atentos y cariñosos".

Y, sonriendo, añade: "También nos ha dado una enorme felicidad y nos ha acercado más a nuestra comunidad. Hemos hecho muchos amigos nuevos, pues la gente habla más con uno cuando tiene un perro. Cada vez que nos mudamos de barrio, Bear de inmediato hace que nos relacionemos con nuestros vecinos. Tener al perro nos permite integrarnos rápidamente a la nueva comunidad, lo que nos resulta muy valioso. Bear también les ofrece a nuestros hijos orgullo, seguridad y sentido de pertenencia. Tener un perro definitivamente le confiere a la vida una extraordinaria dimensión adicional y una gran cantidad de sentido del humor".


Cuando un bebé llega a casa

Si pronto vas a ser papá o mamá y te preocupa que tu mascota no se adapte bien a la repentina llegada del bebé, aquí te decimos cómo facilitarle la transición. Si bien los gatos no suelen ser agresivos con los bebés, sí les despiertan la curiosidad. Convierte la cuna y el corralito en “zonas prohibidas” para tu gato desde antes de que nazca el bebé. Luego, una vez que ya esté en casa, coloca un biombo dentro de su habitación para impedir que el gato se acerque a la cuna.

¿Y si tienes un perro? Podría mostrarse celoso y desplazado, dice la veterinaria Sarah Machell. "Los perros bien entrenados no reaccionan así porque entienden el lugar que ocupan en la jerarquía familiar". Una opción que recomienda es crear un espacio exclusivo para el perro: un sitio tranquilo donde pueda apartarse de un recién nacido llorón.

Llena la casa con sonidos y olores de bebé; invita a amigos que tengan niños de brazos, y usa aceite de bebé como humectante para que tu perro se familiarice con el aroma.

Mantén la costumbre de sacar a pasear al perro, y lleva también al bebé para que se forme un vínculo entre ellos. Si tienes gatos, "pasa 15 minutos al día jugando con ellos o acariciándolos", dice Machell. En algunos casos, sin importar cuánto te esfuerces, tu bebé y la mascota no se llevarán bien. En el peor de los casos, ya cuando hayas agotado toda opción y no tengas de otra, ponte en contacto con algún albergue de animales para que te ayuden a encontrarle un nuevo hogar a tu perro o gato.



FUENTE:
Revista Selecciones de México (Reader's Digest)
"El poder de lasmascotas" por Katy Buchanan
Septiembre 2011, pág. 136
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