Activista se sometió a pruebas que realizan sobre animales para testear cosméticos



El pasado 24 de abril fue el Día mundial del animal de laboratorio. Fue un día en que los activistas buscamos dar la voz de alarma sobre un maltrato que se mantiene oculto a los ojos del público en todos los laboratorios del mundo y donde se maltrata sistemáticamente a millones de animales.

La industria que experimenta con animales sabe perfectamente que sus pruebas son en su mayor parte irrelevantes. Está anclada en el pasado, que se mantiene por inercia, sin que el Gobierno se pronuncie contra el profundo sufrimiento que producen a seres vivos. Suprimir estos experimentos no significa dejar al ciudadano desamparado, pues hoy en día hay procedimientos alternativos como estudios epidemiológicos, técnicas in vitro de cultivos en tejidos animales y vegetales, restos de placenta, huevos, cultivos celulares, cultivo de órganos, etcétera. Los científicos reconocen cada vez más que con la investigación con técnicas que no utilizan animales se obtienen datos relevantes, específicos y acertados.



Esta nota no pudimos publicarla en su momento, pero acá se las dejamos a todos aquellos que aún ignoran lo que sufren los animales tan solo para que ustedes tengan en su baño el shampoo, el jabón o la pasta de dientes. Las imágenes son impactantes y lamentablemente similares a lo que ocurre día a día.

Jaqueline Traide, una activista inglesa de 24 años de edad, decidió representar lo que viven los animales cuando son sometidos a experimentos para probar cosméticos. Ante la atenta miraba de la gente que caminaba por la calle, decidió exponerse frente a todos aquellos que pasaban por el frente de la tienda Lush. Con una soga atada al cuello, Jacqueline entró en escena y fue obligada a comer con dos ganchos que rodeaban su cabeza. A su vez, recibió electrodos en el cabeza y durante más de diez horas le aplicaron cremas, lociones e inyecciones.




Es posible que en ese mismo momento, en un laboratorio de algún lugar del mundo, un animal estuviera sufriendo las mismas prácticas. La diferencia es que Traide era libre para irse a su casa cuando terminara el experimento, en cambio el animal hubiera sufrido una muerte terrible y miserable. Jacqueline se ofreció como voluntaria para realizar la campaña destinada a llamar la atención sobre el dolor y crueldad que se le inflinge a los animales cuando se les realizan estas pruebas en los laboratorios. 

El grupo “cruelty-free” esta ayudando y liderando campañas para poner fin a las pruebas de cosméticos en animales. “Espero plantar la semilla de una nueva conciencia en la gente para que cuando salga a comprar piense en lo que realmente pasa cuando se producen ciertos tipos de cosméticos“, explicaba Traide.




Fuentes:
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