La historia de amor entre una abuelita y su gato.




Durante más de 10 años, Ihara Miyoko, la fiel nieta de Misao, ha estado tomando fotografías de su abuela para conmemorar su vida. La idea del libro vino de un deseo por “dejar constancia de la vida de la abuela”. Al tercer año de comenzar a sacar las fotografías, la familia encontró y adoptó a Fukumaru, un gato blanco con ojos de diferente color y que había nacido en el cobertizo de los Ihara. Desde ese momento Michiko se dedicó a retratar a la abuela y el gato, que siempre estaban juntos adonde quiera que fueran. A dicha colección la llamó: "Misao the Big Mama and Fukumaru the Cat", el cual se ha convertido en todo un best seller. 

“Al ver a Fukumaru, que en todo momento está junto a la abuela con su rostro tranquilo, me siento como si me estuviera fotografiando a mí misma cuando era pequeña.” relata Miyoko. 

El ambiente en el que Misao realiza su trabajo de campo puede parecer un rincón perdido de la campiña, pero lo cierto es que son imágenes tomadas en Chiba (una de las prefecturas limítrofes con Tokio). 

En la actualidad Misao tiene 87 años, y Fukumaru 8. Ambos trabajan bajo el cielo azul, conviviendo con la tierra y subsistiendo de la agricultura. En un paisaje que va cambiando de aspecto con las estaciones, Misao siembra semillas en su campo, cultiva flores y verduras, y comparte las bendiciones de la naturaleza. El encantador día a día de Misao y Fukumaru, algo que se ha perdido en la ciudad, llena el paisaje, y revela en silencio una amistad que va más allá de las palabras.

“Al ver la forma de vida de la abuela tengo la profunda sensación de que en nuestra época no podemos imitarla. Se levanta al alba, se acuesta al ponerse el sol. Ama al gato y a sus verduras como si fueran sus hijos, y todo lo bueno que le viene de esas verduras tiene una conexión directa con su propia felicidad. No se pregunta para qué trabaja. Su figura me produce fascinación y algo de envidia.”

En el hermoso paisaje de los campos de arroz de Japón, la abuela y su gato se acurrucan y continúan con sus vidas. ¿Continuará existiendo un estilo de vida despreocupado como éste, dentro de cien años? Ihara dispara su obturador para tratar de transmitir a los nietos de sus propios nietos este paisaje.

Les compartimos algunas de estas hermosas imágenes.











Fuentes:


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