Pagó 1000 euros para rescatar a perros de un cruel festival

El 21 de junio de cada año, se lleva a cabo en la ciudad China de Yulin, el Festival “Come Carne de Perro”, donde apróximadamente 10 mil canes son consumidos en dicho festival con el fin de cumplir una inhumana tradición, que se ha permitido y reproducido durante muchos años. 

Y es que más allá de una "doble moral" como dirían muchos porque en todo el mundo se come pollo, cerdo o pescado, y más allá de las preguntas como: "¿Por qué a la gente le indigna que en un país coman carne de perro y no de cerdo, si los dos son animales que sienten?"

Pues bueno, el problema aquí es la brutalidad de este "festival", donde hay un incremento en el secuestro de perros y gatos callejeros o de casa, de las prisiones de tortura y granjas donde se “cultivan” perros para que sean sacrificados para el festival, donde tanto cachorros como adultos son tratados con igual crueldad. Cada 21 de junio, miles de perros sufren golpes hasta la muerte, son hervidos o desollado vivos, descuartizados y transformados en alimentos.

Sin embargo, nunca debemos generalizar y pensar que todos en China son iguales, hay personas que luchan por cambiar las tradiciones de su país, o por lo menos, ayudar a la mayor cantidad de animales que puedan. 

Tal es el caso de Yang Xiaoyun, una profesora retirada de 65 años que quiere detener las matanzas de perros en su país. 

Yang decidió viajar más de 2400 kms hasta Yulin y gastarse casi 1000 € para salvar a 100 perros de ser sacrificados

Ella lleva a sus rescatados a un refugio animal llamado “Common Home” en el que residen más de 1000 perros y donde muchos de ellos necesitan atención médica, la cual ella se las proporciona. Su refugio depende de los voluntarios y donativos para seguir operando.

Y a pesar de lo modesto del albergue, Yang le prepara a sus perros pan de maíz al vapor dos veces al día para alimentarlos perros e intenta darles sorpresas alimenticias cada fin de semana. De hecho, siempre hay alguna sorpresa especial para todos los animales cuando los voluntarios van de visita al albergue.