El diario de un gato




Día 983 de mi cautiverio.


Mis captores continúan provocándome con extraños objetos colgantes y juguetes de plástico. Cenan deliciosa carne fresca, mientras que a los otros presos y a mí nos alimentan con un sofrito de carne o algún tipo de nuggets secos. Pese a que muestro mi desdén con claridad, igualmente he de comer algo para mantenerme fuerte. Lo único que me mantiene cuerdo es mi sueño de escaparme. 

En un intento por darles asco, he vuelto a vomitar en la alfombra, también decapité un ratón y he dejado su cuerpo sin cabeza a sus pies. Esperaba que les provocase miedo en sus corazones, puesto que les he mostrado de lo que soy capaz. Sin embargo, simplemente han hecho comentarios condescendientes de lo “buen cazadorcito” que soy, ¡Malditos! 

Esta noche han tenido alguna clase de reunión con sus cómplices. Me pusieron en una celda de aislamiento durante el encuentro. Sin embargo, he podido oír el ruido y percibir el olor de comida. 

Escuché por casualidad que mi confinamiento era por el poder de las “alergias”que provoco. Debo de averiguar qué significa, y cómo usarlo a mi favor. 

Hoy casi tengo éxito en el intento de asesinato de uno de mis torturadores, cuando he zigzagueado entre sus pies mientras caminaba. Tengo que volver a probarlo, pero esta vez en lo alto de las escaleras. 

Estoy seguro de que los otros prisioneros son lacayos y soplones. El perro tiene privilegios especiales, lo liberan regularmente - y parece más que deseoso por volver-, es claro que es un retrasado. Y el pájaro debe ser un informador, lo he observado como se comunica frecuentemente con los guardias, seguro es él quien informa de cada uno de mis movimientos. Mis secuestradores le otorgaron una protección en una celda elevada, así que está fuera de mi alcance, por el momento...


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